Visita al pueblo viejo de Belchite: historia y misterio
La visita diurna al pueblo viejo de Belchite se centra en los hechos acontecidos durante la guerra civil española contada por descendientes de aquellos que vivieron aquellos hechos atroces. Por otra parte, la visita nocturna se enfoca en las leyendas y misterios que rodean a estas ruinas.
Ambas visitas, ofrecidas por el Ayuntamiento de Belchite, se complementan y por eso recomendamos, sin duda, hacer las dos. Si te gusta la historia, la visita al pueblo viejo de Belchite te impresionará. Muy recomendable también para amantes del misterio y aficionados a la fotografía, ya que el lugar es muy atractivo a nivel visual.
Índice de temas
Visitas guiadas al Pueblo Viejo de Belchite
Para visitar el Pueblo Viejo de Belchite es necesario contactar con la Oficina de Turismo de Belchite y reservar una visita guiada. Las visitas por libre están prohibidas.
El Ayuntamiento ofrece dos tipos de visitas guiadas: diurna y nocturna, y son muy diferentes, así que te recomendamos que hagas las dos porque realmente te van a sorprender y vas a aprender muchas cosas que seguramente desconocías.
Es muy recomendable sacar las entradas online con tiempo suficiente ya que se agotan fácilmente, aunque también se pueden comprar en la Oficina de Turismo de Belchite. Los grupos son reducidos y cada visita dura aproximadamente una hora y media. Para realizar la visita, y una vez que tengamos las entradas nos tenemos que dirigir al Arco de la Villa, que es la puerta principal del pueblo viejo que da acceso al recinto amurallado y que está a unos 5 minutos andando desde el pueblo nuevo. La puerta de Belchite Viejo está guardada bajo llave.
La visita diurna tiene un precio de 8 € y la nocturna de 12 €. Puedes adquirir una entrada combinada con un coste de 14 €. Los menores de 14 años no pagan. (a fecha septiembre de 2023).
Visita diurna al Pueblo Viejo de Belchite
La visita diurna al Pueblo Viejo de Belchite en Zaragoza es una actividad muy recomendable para todos los públicos. Dura aproximadamente una hora y media y se desarrolla dentro de las murallas del pueblo viejo.
Además de las explicaciones de los guías, han instalado unos atriles con fotos del pueblo, la mayoría de ellas están hechas después de la guerra, entre los años 40 y 60. Es curioso porque en ellas podemos ver el pueblo viejo de Belchite en buenas condiciones, a pesar de las batallas y los bombardeos de la guerra que ya habían ocurrido cuando se hicieron estas fotos. La guía nos explica que el estado en que se encuentra el pueblo es consecuencia del abandono al que fue condenado y a los saqueos que sufrió posteriormente.
Los guías son descendientes directos de personas que allí vivieron y, por tanto, no solo van a explicarte unos hechos históricos, sino que además ofrecen la experiencia y visión de lo que su propia familia experimentó.
Con un discurso respetuoso, las guías tratan de explicar los hechos de manera neutral, recorriendo cada rincón del pueblo y dando detalles no solo de los hechos acontecidos en la guerra sino en toda la historia de Belchite.
Y además también hablan de cómo era el pueblo, cómo se vivía en este pueblo amurallado de calles estrechas y altamente religioso, ya que en Belchite había cinco iglesias. Visitamos las localizaciones más importantes del pueblo: el trujal, la plaza vieja y la torre del reloj, la plaza nueva, el ayuntamiento, la fuente, la iglesia de San Martín. Cada lugar tiene una historia detrás, una curiosidad, un detalle.
Personalmente, me gustó la forma en la que nuestra guía explicaba, ya que podías trasladarte a episodios de esplendor del pueblo, imaginándote por ejemplo a las muchachas recogiendo agua de la fuente, o a las personas distinguidas acudiendo al casino o al salón de baile, ya que Belchite era un pueblo donde había una vida cultural muy activa.
Y, por otra parte, y haciendo referencia a los episodios más sangrientos, podías imaginarte el horror que debió ser para una familia vivir aquellos acontecimientos, reviviendo el miedo, el hambre, las enfermedades y los terrores más oscuros de la guerra.
Visita nocturna, una experiencia diferente
A diferencia de la visita diurna, la visita guiada nocturna no se centra en los hechos históricos propiamente dichos, aunque sí que los menciona. Se trata de una experiencia mucho más intuitiva y en la que nuestro guía nos va a pedir desde el principio que compartamos nuestras impresiones e incluso hace un llamamiento a las personas especialmente sensibles para que compartan lo que sienten.
En esta visita al pueblo viejo de noche, recomendamos llevar calzado cerrado y una pequeña linterna, ya que el conjunto no está iluminado y el suelo es irregular y podemos tropezar. No es que la visita esté prohibida para los niños, pero, si son sensibles, mejor evitarles pasarlo mal, ya que pueden sentirse impresionados por la oscuridad y tener miedo.
Dicen que los lugares donde se han producido hechos violentos o traumáticos guardan secretos y misterios que algunas personas son capaces de captar como sensaciones. Y Belchite es uno de estos lugares. Aquí se han captado psicofonías, fotos extrañas sin explicación e incluso ha sido visitado por sensitivos y videntes en muchas ocasiones.
Nuestro guía nos abre la puerta en una noche de septiembre muy particular, con una tormenta eléctrica iluminando los viejos edificios. Afortunadamente, los relámpagos que iluminan la noche de Belchite no descargan agua esa noche, por lo que agradecemos su presencia que le da un toque aún más misterioso a nuestra experiencia. Conforme avanza la noche, la tormenta da paso a un cielo abierto con luna llena. ¡Realmente hemos tenido suerte en la noche elegida!
Poco a poco vamos avanzando entre los muros conociendo los entresijos del pueblo, las bodegas bajo nuestros pies, donde se refugiaron cientos de personas, el trujal que hizo las veces de fosa común improvisada y donde aún descansan los restos de las personas que allí perdieron la vida, la casa de las hermanas fantasmales que aún se pasean según las leyendas por los rincones de Belchite y un sinfín de misterios y leyendas.
Nuestro guía nos va enseñando algunas fotos inexplicables que los propios visitantes han ido captando a lo largo del tiempo, con la presencia de figuras oscuras y fantasmales. Además, también nos reproduce algunas psicofonías que han sido captadas en el pueblo viejo.
Especial mención merece una parada dentro del trujal donde todos nos disponemos en círculo y el guía da la oportunidad a las personas que quieran de situarse en el centro para ver si captan alguna sensación especial. Incluso da la oportunidad a los presentes de dejar algún aparato de grabación o teléfonos móviles grabando allí mientras seguimos la visita para ver si se capta algún sonido extraño.
Como decíamos una experiencia diferente, esta vez, no apta para todos los públicos, pero muy enriquecedora.
¿Qué pasó en Belchite (Zaragoza)?
Belchite es un pueblo de la provincia de Zaragoza, en el que vas a encontrar el pueblo nuevo, que es donde vive la población actualmente. Y el pueblo viejo, abandonado y destruido cuyas ruinas se conservan intactas. Lo que nos interesa a nivel histórico es el pueblo viejo, que fue destruido durante la guerra civil española y saqueado con posterioridad.
Belchite fue escenario de diversos episodios históricos que sembraron el terror en la población y que lo destruyeron por completo haciendo imposible su reconstrucción. Hoy en día, ha quedado suspendido en el tiempo como un ejemplo de algo que no debería volver a repetirse jamás en ninguna parte del mundo.
Pero, ¿qué pasó en Belchite durante la Guerra Civil y posteriormente para que el pueblo quedara así de destruido y no se reconstruyera? Intentaremos resumirlo de la forma más neutral posible.
No obstante, el episodio más conocido de la historia de Belchite es la llamada Batalla de Belchite, que se produjo entre agosto y septiembre de 1937, en la que el ejército republicano asedió al pueblo que, entonces estaba en manos del bando nacional, y lo conquistó, en un periodo de 14 días. Durante este asedio y ataque murieron más de 5.000 personas y el pueblo quedó arrasado.
Otro episodio de destrucción para Belchite fue el brutal bombardeo de Belchite por parte de la Legión Cóndor alemana en marzo de 1938. El ejército republicano había instalado en el pueblo su cuartel de invierno, y las tropas de Franco contaron con la ayuda de la aviación alemana en este ataque aéreo de dos días en el que lanzaron cuatro bombas de 500 kilos, después de lo cual el pueblo volvió a estar en zona nacional.
Después de todos estos acontecimientos lamentables, el franquismo condenó a Belchite al olvido prohibiendo a los belchitanos reconstruir sus casas, y ordenó que el pueblo viejo quedara como símbolo de la victoria franquista y de la historia más despiadada de España.
En un asentamiento cercano al pueblo se construyeron unos barracones para los presos republicanos que trabajarían en los años posteriores en la construcción del nuevo pueblo de Belchite en su nueva ubicación, y para sus familias. A estos campos de desplazados se les llamó "la pequeña Rusia".
Al resto de las familias se les prohibió vivir en el antiguo Belchite y se les obligó a trasladarse al pueblo nuevo, pagando el alquiler de su casa nueva y posteriormente teniéndola que comprar. La posguerra fue especialmente dura para estas familias y ello favoreció el expolio del pueblo viejo, ya que los antiguos residentes venían al ya destruido Belchite y se llevaban todo lo que pudiera serles útil para vender: balcones, ventanas, puertas.