La Cerdaña
Nosotros hemos visitado poblaciones con mucha historia que acogen iglesias románicas muy antiguas. Hemos paseado por senderos idílicos, disfrutado de paisajes con multitud de lagos, y también hemos ascendido a picos de más de tres mil metros de altitud, tanto en el lado español como en el francés.

Índice de temas
DÍA 1.- Llegada a la Cerdaña
Para este reportaje hemos elegido como base un lugar cercano a Puigcerdá que nos permite organizarnos bien para las excursiones y visitas que tenemos previstas. Nos alojamos en Mas Meya, unos apartamentos turísticos en Ventajola, al suroeste de Puigcerdá.

Nos reciben Pilar y su marido Ventura, que regentan los apartamentos. Nos sorprenden su simpatía y la hospitalidad propia de las familias del campo. Nada más llegar nos enseñan el lugar, una antigua masía donde ellos tienen su casa. En el antiguo pajar han habilitado cuatro apartamentos totalmente independientes y muy amplios. De la cría de vacas y caballos ceretanos, el Mas Meya ha evolucionado a trabajar, y muy bien, el turismo rural. Aunque aún podemos ver a estos animales en la granja, además de conejos, aves de corral, ovejas, y un pequeño huerto. De hecho, nada más llegar, nos ofrecen huevos y unos tomates recién cogidos, que degustamos esa misma noche. Nada como el sabor de lo natural.

Para aprovechar el día, nos acercamos a la Iglesia de Ventajola dedicada a Santo Tomás, de estilo románico, con una antigua rectoría. Su existencia está documentada desde el siglo IX. Es solo un anticipo de lo que vamos a poder ver en días posteriores y de lo que tendremos que dejar para otra ocasión, ya que existen multitud de iglesias románicas repartidas por los municipios del valle.


Día 2.- Ascensión al Puigpedrós, techo provincial de Girona
No podíamos pasar por La Cerdaña sin hacer esta ascensión al pico más alto de la provincia de Girona, con 2.901 metros de altitud. Y no solo por ser la más alta, sino también por el entorno y las panorámicas desde su cima.

Para comenzar esta ruta nos dirigimos al pueblo de Meranges, desde donde sale una carretera, asfaltada, hacia el Refugio de Malniu. Los últimos kilómetros no están asfaltados y la pista tiene bastante piedra pero se puede subir bien con un turismo. Dejamos el coche en el aparcamiento del refugio, donde tendremos que pagar 3 euros por coche en concepto de mantenimiento de las instalaciones. A cambio, nos dan un folleto con las rutas que se pueden hacer por la zona.

Pasamos un puente de madera sobre un arroyo donde desagua la Laguna Sec que tenemos en el inicio de la ruta. Y comenzamos a andar por el GR 11, aunque en seguida salimos de él para dirigirnos hacia el collado de Mulleres, desde donde se ve ya nuestro destino. En menos de hora y media llegamos a la cima por un sendero marcado con hitos, y alguna zona de pedrera. Aunque tenemos algunas brumas, las vistas son espectaculares. Podemos ver los lagos de Engorgs, situados en un circo glaciar por el que vamos a descender, para hacer la ruta circular y regresar usando un tramo del GR 11 que viene de Andorra.

La bajada es cómoda siguiendo algunos hitos. Nos vamos encontrando con numerosos nacimientos de agua que se van uniendo en un único torrente que pasa cerca del Refugio de Joaquim Folch i Girona. Es un refugio no guardado. Nos acercamos para ver el estado en el que se encuentra. Vemos bastante basura por la parte exterior. Dentro, también se han dejado algunas bolsas de basura y está bastante sucio. Una pena, porque el refugio está muy bien equipado con literas de madera y colchones. Incluso hay algunas mantas. También hay una estufa de madera y cacerolas y peroles. Si cada persona que pasara por el refugio lo dejara limpio y recogido y se llevara su basura, se mantendría en condiciones de ser habitado. Pero en el estado que está, no apetece mucho usarlo, a no ser que sea por alguna circunstancia de mal tiempo o similar.

Seguimos bajando y pasamos una zona habitada por marmotas. Vemos algunas escondiéndose en sus madrigueras antes de que pasemos nosotros. También hay caballos y vacas pastando en esa zona. Ya nos encontramos sobre el GR 11 que nos introduce en el Bosque de Corniols ganando altura sobre el bonito valle del río Duran. El sendero está muy bien señalizado con pintura roja y blanca, característica de los GR. Nos lleva directo al Refugio de Malniu e inicio de nuestra ruta, donde tenemos el coche.

A la vuelta, paramos en el pueblo de Meranges para visitar la Iglesia de Sant Serni, que se encontraba en obras en su interior. Había dos obreros colocando el suelo, y solo pudimos asomarnos un poco y fotografiarla por fuera. La foto tampoco fue buena porque estaban aparcados los destartalados coches de los albañiles en la misma puerta. En fin, esperemos que en poco tiempo, los visitantes puedan disfrutarla sin las necesarias obras.
Día 3.- Lagos y pico Carlit en Francia
Hoy pasamos la frontera con Francia para ascender el pico Carlit y su entorno rodeado de lagos y vegetación exuberante. El Carlit es una montaña bonita, piramidal y altiva, y no solo eso. También es la más alta de la Cerdaña y del Pirineo Oriental. Y la más concurrida por los montañeros. De hecho, nosotros hemos elegido un viernes para realizar la excursión y nos hemos cruzado con numerosos grupos de personas ascendiendo, aparcamientos llenos y muchas personas paseando por el entorno de los lagos. No queremos imaginar cómo estará la zona en fin de semana. Ahora entendemos que en los meses de verano, el acceso a la zona esté regulado por autobuses y no se pueda subir en coche particular, excepto si llegáis antes de las 7 am. En ese caso podréis subir con vuestro coche, con la condición de que para volver tendréis que hacerlo tras uno de los autobuses que bajan.

Para llegar al inicio de la ruta, pasamos la frontera por Puigcerdá y nos dirigimos hacia un pueblecito francés llamado Mont Louise. Antes de llegar al pueblo nos desviamos a la izquierda hacia Lac Les Bouillouses, señalizado perfectamente en la carretera. Desde este punto, cogemos una pista bien asfaltada que nos llevará en una media hora hasta el punto inicial de la ruta. Hay numerosos aparcamientos al lado del Hotel Bones Hores, de donde sale el sendero que tenemos que seguir.

El primer lago que nos encontramos es el de la Bollosa, que en realidad es un embalse. Pasamos por la propia presa para coger el sendero señalizado con pintura amarilla. A lo largo de la ruta pasamos por una gran cantidad de lagos, a cuál más bonito y fotogénico. Los lagos más bajos, rodeados de mucha vegetación. A medida que ascendemos nos encontramos con lagos más glaciares, con poca vegetación rodeados de piedras y pequeños neveros. Llegado a un punto, ya tenemos a la vista nuestro destino, el Carlit. El día es muy ventoso y la ascensión se hace bastante incómoda por momentos. Pero cuando ya estamos cerca del pico, el viento baja y podemos afrontar la ascensión disfrutando mucho más. En todo momento hay sendero, aunque en la parte final tenemos que trepar para avanzar. Hay que extremar las precauciones porque no se permite un traspié aquí. Pero en general, es sencilla la trepada, ya que podemos agarrarnos bien a las rocas. De vez en cuando, una mirada atrás nos desvela la belleza del lugar con todos los lagos que podemos atisbar desde lo más alto.

Una vez que llegamos a la cumbre la panorámica es excepcional: las montañas del entorno, los embalses de Lanós y la Bollosa, los lagos glaciares y en general buena parte del Pirineo, incluyendo el lejano macizo de la Maladeta.

Día 4.- Una muestra del románico de la Cerdaña
Uno de los atractivos turísticos de la Cerdaña y en general de todo el Pirineo Catalán son sus iglesias y ermitas románicas que salpican todo el territorio. Dedicamos un día a ver una pequeña muestra de la arquitectura y arte del románico más cercano a donde nos encontramos. Hay que ser consciente de que en cada pueblo, por pequeño que sea hay uno o varios edificios históricos de gran importancia. Por tanto, a quién le guste el románico tiene una mina a explotar. Existen más de xx itinerarios del románico en la Cerdaña.

Como digo, solo vimos una pequeña muestra de los pueblos más cercanos. La primera iglesia que visitamos es la de Ventajola, justo donde nos encontramos. La iglesia tiene adosadas dos viviendas, una de ellas, la antigua rectoría, donde vive el historiador de la Cerdaña Juan Antonio Beltrán. Nos hubiera gustado poder hablar con esta persona que profusa un gran amor por la comarca y ha escrito varios libros de la zona.

Nos habían hablado de Santa María de Talló, más conocida como la catedral de la Cerdaña debido a sus considerables dimensiones. Es una de las iglesias más impresionantes de la zona, del siglo XI. Se encuentra en el término municipal de Bellver de La Cerdaña.

En el mismo lugar donde se encuentra la iglesia, han abierto un Centro de Interpretación del Parque Natural Cadí-Moixeró y su entorno, donde hay una exposición de flora del pirineo y otra sobre insectos y mariposas. Además se puede disfrutar de un audiovisual sobre el parque natural.

También hay que destacar la conocida como la "Torre de Pisa de la Cerdaña". Se trata de la iglesia de Santa Eugenia cuya torre está muy inclinada, asemejándose a la torre de Pisa, salvando las distancias. Tiene una inclinación en su base de 1,25 metros.
También visitamos las iglesias de San Martí de Urtx y de San Jaume en Bellver. Ésta última se trata de un edificio gótico fechada a finales del siglo XIII. Aunque esta iglesia es de estilo gótico, Bellver es una de las cunas del románico. Además del núcleo principal, está formado por 19 agregados, de los cuáles 13 de ellos tienen su propia iglesia, destacando Santa María de Talló y Santa Eugenia, de las que ya hemos hablado. El resto son una muestra del románico primitivo austero.
Día 5.- Pedraforca, de la que dicen que es la montaña más bonita de toda Cataluña
El último día de nuestro viaje en el Pirineo Catalán queríamos dedicarlo a una ascensión que nos habían recomendado unos amigos en el Parque Natural de Cadí Moixero: la ascensión al Pedraforca, de la que muchos dicen que es la montaña más bonita de Cataluña. El macizo del Pedraforca está protegido y reconocido de forma independiente al PN Cadí, aunque forma parte de él.

Para llegar al inicio de ruta, cogemos el túnel de peaje Cadí en dirección a Barcelona. Dicho túnel acorta el tiempo de carretera para llegar a la provincia de Barcelona. De no existir, habría que tomar la carretera a La Molina, que asciende a la sierra por una carretera de bastantes curvas. Nosotros optamos por coger el peaje, que no es barato. Algo más de 11 euros solo ida. E igual para la vuelta. Pero el tiempo que se ahorra merece la pena para este día.

En algo más de una hora hemos llegado a Saldes, de donde sale una pista asfaltada en buen estado en dirección al Refugio de Lluis Estasen. La pista termina en un aparcamiento. Dejamos el coche y comenzamos a subir por una senda bien delimitada hacia el refugio, al que llegamos en menos de 20 minutos. Desde allí salen algunas parejas y un grupo grande de chavales que se disponían todos a subir al Pedraforca. Comenzamos a andar por el sendero que es un PR (pequeño recorrido) señalizado con pintura blanca y amarilla. El camino se empina muy pronto a la vez que rodea el macizo.

El día está despejado y no hace viento, aunque las previsiones meteorológicas no eran buenas. Habían pronosticado lluvia y tormentas, pero de momento nada hace indicar que vayan a aparecer esas tormentas. Así que seguimos adelante en nuestro objetivo.

El sendero discurre por las laderas del macizo a través de un bosque húmedo por la lluvia que parece que ha caído en la noche. Pasa por varias cornisas espectaculares que se llevan gran cantidad de fotos. A nuestra izquierda y arriba las paredes verticales del Pedraforca que empiezan a atraer algunas nubes. Esperemos que la lluvia no aparezca en las zonas de trepada que sabemos que hay. Llegamos al collado de Verbet y desde allí la subida se hace más empinada y comenzamos a entrar en zona de rocas con pequeñas trepadas. En el collado encontramos un grupo de gente que han subido desde Gósol. Comemos algo y para arriba. Ya vemos la canal por donde vamos a subir. Todo piedra muy pulida por el paso de los montañeros. Algunas trepadas un poco más exigentes o como las llaman por aquí "grimpadas" que simplemente significa que hay que usar ambas manos para progresar, pero sin llegar a tener la categoría de escalada. Cualquier persona que esté ágil y no tenga vértigo puede hacerlo. En la parte más vertical y pulida hay instalada una cuerda fija con nudos para ayudar. Es muy frecuente ver familias con algún niño haciendo ascensiones de este tipo. Y el Pedraforca no iba a ser la excepción. Sube un niño de unos 9 o 10 años acompañado de sus padres.

Ya solo queda progresar por zona de cresta, algunas subidas y bajadas para llegar al Pollegó Superior (2. metros) el más alto de las dos protuberancias del Pedraforca. El Inferior solo es accesible usando técnicas de escalada.

Llegamos a la cumbre junto con unas 10 o 12 personas más. Desafortunadamente está cubierto de nubes y no vemos el panorama. Nos hacemos la foto de cumbre y comemos algo mientras observamos a un par de acentores alpinos que se acercan descaradamente y sin miedo para ver si pueden aprovechar alguna miga. Pronto comienzan a caer las primeras gotas y se produce una estampida hacia abajo. Esperamos a que salgan todos para ir detrás. Tras una bajada destrepando llegamos al collado entre los dos pollegones para dirigirnos hacia la famosa pedrera o "tartera" por donde está la bajada. La lluvia se convierte en granizo. Suerte que no quedan zonas de trepada o destrepe donde la lluvia se convierte en un peligro real por los resbalones. Ya solo nos queda bajar casi esquiando por la pedrera hasta llegar al bosque, donde se desata ya la tormenta, comienza a granizar con más fuerza y escuchamos los truenos muy cerca. En la bajada volvemos a pasar por el refugio y llegamos al coche donde suerte que nos hemos acordado de echar ropa y calzado de repuesto, ya que estamos calados.

Ya que estamos en esta zona, nos acercamos al pueblo de Gósol donde sabemos que Pablo Picasso pasó una primavera y un verano. Allí hay un museo Picasso que no podemos visitar porque los domingos por la tarde está cerrado. Nos tomamos algo caliente en un bar y volvemos hacia el alojamiento.